Un sueño soñaba noche,
soñaba que me moría.
No señor, no era un sueño,
soy la muerte, Dios me envía.
Hay muerte tan religiosa,
déjame vivir un día.
Yo mañana tengo espín,
no me compliques la vida.
Dale, agarra,
tus cosas,
que nos vamos enseguida.
Yo aún no puedo irme,
no hablé con mi familiar.
No he dejado nada pronto,
no escribí ningún mensaje.
Pero usted se está muriendo,
no se va un mes de viaje.
Nadie va a quedar,
a cargo,
hasta que usted vuelva.
Su ausencia no es su tema,
deje que ellos resuelvan.
Si me voy antes que vos,
si es así que está dispuesto.
Ya te dijimos que está dispuesto,
no te hagas el pelo tudo.
Quiero que siempre recuerdes lo que dijimos un día.
Puede que a veces recuerdes y puede que a veces no.
Hay que seguir con la vida,
hay que aguantar la cabeza.
No le agreguemos la culpa al sentimiento de tristeza.
Para no banalizar,
ni tampoco hacerla larga.
Cada quiere y cada cual con su forma de llevarla.
Uno putea los gritos,
otros me esperan llorando.
Algunos me toman el pelo,
entre muchos cantando.
Uno se olvida que existo,
otros me viven pensando.
Algunos están más tranquilos, entre muchos cantando,
entre muchos cantando.