blanca.
Sus ojos como llamas de fuego eterno,
el primero y el último es.
Sus cabellos como lana blanca.
Sus ojos como llamas de fuego eterno,
el primero y el último,
es.
Sus cabellos como lana blanca.
Sus,
y los peces.
Aquel que sanaba a los enfermos,
el que daba vista a los ciegos.
El verdadero príncipe de paz.
Aquel que, clavado en un madero,
muerto y ahora vive por los siglos.
Es el que intercede por nosotros.
¡Jóven!,
¡Ven a él!,
Él es el autor del universo.
Ven a él si tiene sed,
de lo que es el amor verdadero.
¡Ven a él!,
Él es el autor del universo.
Ven a él si tiene sed de lo que es el amor verdadero.
¡Ven a él!