Se rompió el alma,
lo supe desde el principio.
Jugué con sus miedos,
y ahora ya no existo.
Tú me esperaste en silencio,
llorando por mí, mientras yo te perdía,
me perdía a mí.
Siempre volví a albinar,
aunque te hiciera pedazos.
Ahora regreso,
cuando ya no hay abrazo.
Tú me esperaste con lágrimas de fe, pero chequé tarde,
ahora más aé.
Yo soy un cadáver,
sin nada que perder.
No me gustan tus ojos,
ya no arden.
Te alejaste de mí,
y ahora te arden.
No me gustan,
tus ojos, ya no arden.
No me gustan tus ojos,
ya no arden.
Te alejaste de mí, cuando quise hablarte.
Tú me esperaste con lágrimas de fe,
pero chequé tarde,
ahora más aé.
Grité tu nombre,
tú no te hiciste volver.
Yo soy un cadáver,
sin nada que perder.
Te busqué mis recuerdos,
pero ya no te encuentro.
Mi palabra se ahoga,
solo vivo en el silencio.
De que rompa un corazón,
no mereces ser salvado,
y aunque te amo,
ahora de tu corazón estoy desferrado.
Tú me esperaste con lágrimas de fe,
pero chequé tarde,
ahora más aé.
Grité tu nombre,
tú no te hiciste volver.
Yo soy un cadáver,
sin nada que perder.
De,
que suene mi nombre en tus recuerdos,
ya no soy más que un eco entre los rientos.
De que te ames sin fin,
de tu corazón,
ya no te acuerdas de mí.