Dígame,
cuantas veces le grita al corazón a la contestadora,
Que tus brazos se sentían tan indiferentes,
Y el reloj canseado de tanto marcar las horas,
El buzón de voz está repleto,
Como mi cabeza llena de todos tus secos,
Las mentiras, las traiciones,
los cadáters Pero me paralizaban tanto con que vos se frenó,
Como quedarse callada En la por de tu recuerdo,
Abrazar hasta tus miedos,
Y sentirme tan pequeño no me queda de nosotros,
No recuerdo que aferrar,
Ser sincera está de sobra,
Dime de cuanto nos valía