Un abismo de tiempo y tragedia,
almas perdidas, flamas o agonía,
un conflicto sin fin, oscuro y despiadado,
desde el pasado,
solgen los olvidados.

En la oscuridad su clama no se desanece,
un despegue de esperanza que a un revalorce,
el miedo de un caos en la voz se eleva,
la pasión se desperta,
el fuego se denueva.

En cada paso cae en un pasado de aflicción,
el peso del sufrimiento su eterna padección,
sin voz, sin hombre,
en la oscuridad se oculta,
en el silencio despiertan su interacción.

En la sombra eterna su lamento resuena,
la guerra y la muerte unidas su pena,
en tierra asolada entre ruinas y dolor,
los olvidados se danzan con su terror.

En cada paso cae en un pasado de aflicción,
el peso del sufrimiento su eterna padección,
sin voz, sin hombre,
en la oscuridad se oculta,
en el silencio despiertan su interacción.

En los cajes de la grada se escuchan los sonidos de la muerte,
el sufrimiento se oculta,
y en los dos pies de la sombra se vuelven los olvidados.

Sombras machitas arrastran su condena,
reino sombrío sin esperanza,
plena de memorias, machitas en niebla del pasado,
guerra y muerte se han abrazado.

En la sombra eterna su lamento resuena,
la guerra y la muerte unidas su pena,
en tierra asolada entre ruinas y dolor,
los olvidados se han abrazado.

En la sombra eterna su lamento resuena,
la guerra y la muerte unidas su pena,
en tierra asolada entre ruinas y dolor,
los olvidados se danzan con su terror.