está,
baneándose,
en un río,
y una senda roja se extiende desde sus manos es la,
mar de la humanidad,
es el otro lado del río se escondió entre la virgen maresa para brindarse,
nuevos placeres,
hermosas criaturas de Dios,
yo fui quiromántico,
en otra vida,
y leí cada uno de los banquetes sexuales,
de la gente rica,
sent ethnicos,
el,
la senda roja se dispersaba lentamente.
Madana halló,
otras grandes creaciones del Señor,
lindo por su,
venerable creador esos,
mundos.
Eva abrazó,
la sabia en toda su expresión,
guardó a luna,
recónditas y curiosas salidas,
como anatomias animales.
Yo fui,
y romántica,
de nuestra vida.
Y de ahí caí una de mis jardines de caballeros de agua.